De las fuerzas de derechas, neo franquistas y servidoras del poder económico y castas variadas, en el terreno de la democracia poco se puede esperar. Son los que siempre quieren ganar y hacerlo con trampas es lo de menos. A veces lo hacen sangrientamente, con golpes de Estado (18 de Julio del 1936) y otras veces manipulando, mintiendo y usando los poderes para ganar.
De las izquierdas españolas, de los progresistas españoles, si que tiempo atrás pensábamos que podíamos esperar solidaridad i fraternidad. El tiempo y con tristeza nos ha enseñado y mostrado con hechos que son los peores. Son los que pretenden denunciar acabar con las injusticias de la derecha, pero sin hacer el contrario. Son peores y lo son porque defraudan i engañan a los oprimidos, a los que tienen sed de justicia y a los que quieren un mundo más solidario i fraternal.
La derecha i izquierda unionista española, con su quehacer diario legitima un Estado corrupto, un gobierno español que ni tan siquiera respeta sus reglas de juego. Un Estado donde la separación de los poderes ni esta ni se le espera.
Pedro Sánchez i sus lugartenientes. Pablo Iglesias i sus lugartenientes. Xavi Doménech i sus lugartenientes. Ada Colau y sus lugartenientes. Los progres españoles y sus seguidores, tendrían que sublevarse, ser los primeros que defendieran la razón democrática y las urnas. Tendrían que ser los primeros en ponerse al lado de los demócratas catalanes que una vez más han pretendido resolver el conflicto con las urnas.
Como puede uno callar si se pretende ser de izquierdas y progresista ante el ignominioso hecho de que Madrid convoque unas elecciones que le corresponde al Presidente legitimo, que una Junta electoral admita la candidatura i su programa electoral i después no se admitan los resultados? Admitir-los, que sería lo democrático, supondría de facto, excarcelar a los presos políticos i levantar cualquier amenaza sobre los exiliados. Su victoria electoral, la de los independentistas, que es incontestable, conlleva el reconocimiento democrático a ejercer como representantes de la soberanía popular y ningún juez, fiscal, político o policía, tiene ningún derecho a evitarlo. Hoy son los unionistas de todos los colores, los que afirman que Pugdemont ha de ir a la cárcel y todo por poner urnas.
Si, España no es una democracia y lo denunciamos y denunciaremos con el deseo fraternal que los hombres y mujeres de los pueblos de la Península, algún día puedan decidir que con estas derechas y izquierdas no se construye absolutamente nada que no sea más corrupción, más injusticia y menos libertades y derechos sociales. Ni más ni menos.
Posdata; Para los hombre y mujeres de buena voluntad, demócratas i solidarios un buen y mejor 2018. Para el resto las siete plagas.